sábado, 31 de octubre de 2009
¿CUANTO TE PAGAN POR IZAR LA BANDERA?

Carlos Solari
Somos el miedo de la soberanía de los piratas del mundo que mutilan el estado de ánimo e impiden la emociones reveladoras.
Somos el miedo del poder de los déspotas que reside en mecanismos impersonales.
Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institución nos pisotea.
Somos el viejísimo miedo agazapado en todos los rincones del Imperio y estamos encantados ¡encantados!
lunes, 26 de octubre de 2009
lunes, 19 de octubre de 2009
sábado, 17 de octubre de 2009
La larga risa de todos estos años, por Fito Páez

“Conocí a Bukowski en el ‘87. El título del libro era La máquina de follar, y lo primero que recuerdo es la simpatía inmediata que me causó. Yo comenzaba con el trago duro y no recuerdo haber tenido un compañero de copas con quien compartir todas esas cosas que a uno le suceden cuando empieza con el trago duro. Salvo este viejo cabrón. Recuerdo también alguna que otra pelea con Symms sobre si Miller o Bukowski, y yo decía que los dos, que uno era más floreado que el otro, pero que me divertía más Chinaski. Ahora, al revisar mi bolso de viaje, puedo precisar un poco mejor y veo que siempre me hace reír de una manera franca, y eso es lo que siempre me gustó de él y por eso siempre me acompaña. Y también que ha dedicado toda una vida a poner nerviosos a los comisarios literarios de todo el mundo. También recuerdo el impacto que me causó escuchar por primera vez su voz grabada en uno de sus tantos conciertos ‘literarios’ en los alrededores de Los Angeles. “I came from San Pedro to put Redondo beach on the map...” Todavía me resuena su voz suave y aristócrata.
Salud, buen amigo.”
Era el subsuelo de la patria sublevado
El sol caía a plomo cuando las primeras columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente de sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábito de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de breas, grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando, unidos en la impetración de un solo nombre: Perón. Era la muchedumbre más heteróclita que la imaginación puede concebir.
Los rastros de sus orígenes se traslucían en sus fisonomías. El descendiente de meridionales europeos, iba junto al rubio de trazos nórdicos y el trigueño de pelo duro en que la sangre de un indio lejano sobrevivía aún. El río cuando crece bajo el empuje del sudeste disgrega su enorme masa de agua en finos hilos fluidos que van cubriendo los bajidos y cilancos con meandros improvisados sobre la arena en una acción tan minúscula que es ridícula y desdeñable para el no avezado que ignora que es el anticipo de la inundación. Así avanzaba aquella muchedumbre en hilos de entusiasmos que arribaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce, por la Diagonal.
Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de la Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor mecánico de automóviles, la hilandera y el peón.
Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substrato de nueva idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin reatos y sin disimulos. Era el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad que una sola palabra traducía: Perón.
viernes, 16 de octubre de 2009
Hasta estallar. Caballeros de la quema.
jueves, 15 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
Viaje al fin de la noche

sábado, 3 de octubre de 2009

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