No sólo las ballenas,
los delfines, los osos,
los elefantes, los mandriles,
la foca fraile, el bontebok,
los bosques de la Amazonia,
corren peligro de extinguirse.
También enfrentan ese riesgo
las promesas, los himnos,
la palabra de honor, la carta magna,
los jubilados, los sin techo,
los juramentos mano en Biblia,
la ética primaria, la autocrítica,
los escrúpulos simples,
el rechazo al soborno,
la cándida vergüenza de haber sido,
y el tímido dolor de ya no ser.
Habría por lo tanto que tapar
con buena voluntad y con premura
el agujero cada vez más grande
en la capa de ozono, y además,
el infame boquete en la conciencia
de los decididores. Así sea.
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